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Guerra de declaraciones entre Noam Chomsky y Slavoj Žižek
El intercambio entre Noam Chomsky y Slavoj Žižek ha tomado una dimensión considerable, muestra de dos corrientes metodológicas divergentes que sin embargo ilustran las contradicciones del pensamiento de izquierda en nuestros días.
Por: pijamasurf - 23/07/2013 a las 20:07:39
A principios de junio, el sitio Open Culture rescató
una entrevista radiofónica con Noam Chosmky que tuvo lugar en diciembre
del 2012; en dicha entrevista, Chomsky se refierió al trabajo de tres
pensadores continentales, los franceses Jacques Derrida y Jacques Lacan,
y el esloveno Slavoj Žižek, criticando sus “posturas vacías” infladas
con “polisílabos elegantes” que a decir suyo, contribuyen muy poco para
“deducir conclusiones, proposiciones empíricamente verificables donde
todo va más allá del nivel de algo que puedes explicar en cinco minutos a
un niño de doce años.”
La semana pasada, Slavoj Žižek se refirió a las declaraciones de
Chomsky durante un panel de discusión en el Birbeck Institute for the
Humanities en Londres, abordando el problema de la hegemonía académica y
el campo cultural como modelo de tensión de fuerzas muchas veces
contrarias. “Bueno, con todo el profundo respeto que tengo por Chomsky,
mi primer punto es que Chomsky, que siempre enfatiza cómo uno debe ser
empírico, preciso, no solamente exclamar locas especulaciones lacanianas
y todo eso… bueno, no creo conocer a ningún sujeto que se equivoque
empíricamente con más frecuencia, ¡en sus descripciones, en cualquier
cosa!”
Aquí el pensador esloveno hace un
recuento de cuando Chomsky defendía a los jemeres rojos, el brutal
partido comunista de Camboya, respecto a los cuales escribió textos
laudatorios tiempo antes de que en Occidente se conocieran las
atrocidades que cometieron a mediados de la década de los 70. “Y cuando
luego [Chomsky] se vio orillado a admitir que los jemeres rojos no eran
los mejores sujetos en el universo y todo eso, su defensa fue impactante
para mí. Era algo como ‘No, con la información que teníamos entonces,
yo estaba en lo correcto. En ese punto no sabíamos lo suficiente, así
que… ya saben’. Pero rechazo totalmente esta línea de pensamiento.”
Posteriormente Žižek se refirió a la
caracterización que hizo Chomsky sobre él, Lacan y Derrida en términos
de su influencia en la hegemonía académica. Refiriéndose específicamente
a la teoría lacaniana, recordemos que Chomsky declaró: “¿Por qué es
influyente?, no tengo la menor idea. No veo nada ahí que deba ser
influyente.” Curiosamente, Žižek está de acuerdo, pero no en la manera
en que Chomsky esperaría:
A respecto de la popularidad, me
molesta un poco esta idea de que nosotros con nuestros profundos
sofismas somos realmente hegemónicos en las humanidades. ¿La gente está
loca? Quiero decir, siempre somos marginales. No, he aquí lo que es para
mí la verdadera hegemonía académica: es brutal. ¿Quién puede obtener
puestos académicos? ¿Quién puede obtener becas, presupuesto y todo eso?
Nosotros estamos totalmente marginados aquí. Quiero decir, miren mi
posición: “Oh, sí, eres esta super estrella en Estados Unidos.” Bueno,
¡me gustaría serlo porque me gustaría tener poder para usarlo
brutalmente! Pero estoy lejos de eso. Reacciono así porque hace unos
días recibí una carta de un amigo de Estados Unidos, para quien escribí
una carta de recomendación, y me dijo “No obtuve el empleo, ¡no a pesar
de tu carta sino por culpa de tu carta!” Él tenía un espía en el comité [de selección] y el espía le dijo “Casi lo tenías, pero alguien dijo ‘Oh, si Žižek lo recomienda debe haber algo terriblemente mal con él.’”
Y es que, según Žižek, aunque pueda
parecer que los discursos abigarrados (o compuestos de “polisílabos
elegantes”, como dijo Chomsky) son la tendencia de las humanidades y que
en torno a ellos se conformen los poderes, en realidad “la gran mayoría
de las academias”, a decir de Žižek, se componen “de estos grises
cognitivistas o historiadores… ustedes no los ven, pero ellos son el
poder.” A pesar de eso, el filósofo esloveno dice creer, incluso “muy
ingenuamente, en la eficiencia del pensamiento teorético”, pues esos
poderes utilizan “diferentes estrategias para contenernos”, es decir,
para desactivar y minimizar el impacto del pensamiento teórico. Žižek
termina esta intervención diciendo que tal vez en su propia posición “no
soy del todo inocente, porque la gente dice sobre mí ‘Oh, ve a
escucharlo, es un payaso divertido, blablablá.’ Esta es otra forma de
decir ‘No lo tomes en serio’”.
Chomsky pide evidencias
Las anteriores declaraciones del
profesor Žižek no pasaron desapercibidas para el doctor Chomsky, quien
el fin de semana pasado respondió con un texto, Fantasies, que reproducimos a continuación:
He recibido cierto número de peticiones
para comentar en el post “Slavoj Žižek Responds to Noam Chomsky: ‘I
Don’t Know a Guy Who Was So Often Empirically Wrong’” (http://www.openculture.com/2013/07/slavoj-zizek-responds-to-noam-chomsky.html).
Lo he leído, con algún interés,
esperando aprender algo de él y, dado el título, de hallar algunos
errores que debieran ser corregidos –por supuesto que existen
virtualmente en cualquier cosa que alcance la imprenta, incluso técnicas
monografías académicas, como uno puede ver leyendo las reseñas en las
publicaciones profesionales. Y cuando las encuentro o soy informado de
ellas las corrijo.
Pero no aquí. Žižek no encuentra nada,
literalmente nada, que sea empíricamente incorrecto. Es difícilmente una
sorpresa. Cualquiera que afirme encontrar errores empíricos y sea
mínimamente serio, aportará por lo menos algunas partículas de
evidencia –algunas citas, referencias, cualquier cosa. Pero no hay nada
aquí –lo que, me temo, tampoco me sorprende. Me he topado con algunas
muestras del concepto de hecho empírico y argumento razonado de Žižek.
Por ejemplo, en la edición de invierno del 2008 de la revista cultural alemana Lettre International, Žižek
me atribuye comentarios racistas de Silvio Berlusconi sobre Obama. Lo
ignoré. Cualquiera que se las vea con la ortodoxia ideológica está
acostumbrado a esta clase de trato. Sin embargo, un editor de la
revista Harper’s, Sam Stark, se interesó y le dio seguimiento.
En la edición de enero del 2009 reporta los resultados de su
investigación. Žižek dice que basó su atribución en algo que leyó en una
revista eslovena. Una fuente maravillosa, si de hecho existe. Y, en
todo caso, persistió, atribuirme un comentario racista sobre Obama no es
una crítica, porque yo pude haber hecho esa declaración como “una
caracterización completamente admisible en nuestra lucha ideológica y
política”. Permitiré que otros lo decodifiquen. Cuando el
periodista/activista esloveno Igor Vidman le preguntó sobre esto, Žižek
respondió que lo había discutido conmigo por teléfono y que yo estuve de
acuerdo con él: http://www.vest.si/2009/01/31/zizkov-kulturni-boj/ . Por supuesto, pura fantasía.
No es el único caso. De hecho, él nos
provee de un buen ejemplo de su práctica en estos comentarios. Según él,
yo afirmo que “no necesitamos ninguna crítica de la ideología” –esto
es, que no necesitamos a lo que he dedicado enormes esfuerzos por muchos
años. ¿Su evidencia? Lo escuchó de algunas personas que hablaron
conmigo. Pura fantasía otra vez, pero otro indicador de su concepto de
hecho empírico y discusión racional.
Naturalmente, no esperé mucho.
El único ejemplo de Žižek es este:
“Recuerdo cuando él defendió esta manifestación de los jemeres rojos. Y
escribió algunos textos afirmando ‘No, esto es propaganda occidental.
Los jemeres rojos no son tan horribles.’ Y cuando después tuvo que
admitir que los jemeres rojos no eran las mejores personas en el
universo y todo eso, su defensa fue sumamente impactante para mí. Era
eso de ‘No, con la información que teníamos entonces, estaba en lo
correcto. En ese momento no sabíamos suficiente, así que… ya saben.’
Pero rechazo totalmente esta línea de pensamiento.”
Žižek no cita nada, pero podemos suponer que se refiere a un trabajo conjunto mío con Edward Herman en la [revista de los] 70 (Political Economy of Human Rights) y nuevamente una década después en Manufacturing Consent, donde revisamos y respondimos a los cargos que aparentemente Žižek tiene en mente. En PEHR
discutimos muchos ejemplos de la distinción de Herman entre víctimas
valiosas y no valiosas. Las víctimas valiosas son aquellos cuyo destino
puede ser atribuído a algún enemigo oficial, las no valiosas son las
víctimas de nuestro propio Estado y sus crímenes. Los dos ejemplos
principales donde nos enfocamos fueron Camboya bajo los jemeres rojos y
la invasión indonesa a Timor del Este en los mismos años. Un largo
capítulo está dedicado a cada uno. Estos son ejemplos muy destacables:
atrocidades comparables, en la misma región, en los mismos años. Las
víctimas de los jemeres rojos son “víctimas valiosas”, de cuyo destino
puede culparse al enemigo. Los timoreses son “víctimas no valiosas”
porque nosotros somos responsables por sus destinos: la invasión
indonesa fue aprobada por Washington y apoyó completamente las peores
atrocidades, descritas como “genocidas” por una posterior
investigaciones de las Naciones Unidas, pero con amplia evidencia ya en
el momento, como documentamos. Mostramos que en ambos casos habían
extraordinarias mentiras, en una escala que habría impresionado a
Stalin, pero en direcciones opuestas: en el caso de los jemeres rojos,
vasta fabricación de supuestos crímenes, reciclaje de cargos luego de
que se revelaran falsos, ignorando la evidencia más creíble, etc. En el
caso de los timoreses, en contraste, sobre todo silencio, o tal vez
negación.
Por supuesto, los dos casos no son
idénticos. El caso de los timoreses es incomparablemente más
significativo, porque las atrocidades pudieron haber llegado a su fin
fácilmente, como finalmente sucedió en septiembre del 99, meramente por
una indicación desde Washington de que el juego se había terminado. En
contraste, nadie tenía ninguna propuesta sobre lo que había que hacer
para terminar con las atrocidades de los jemeres rojos. Y cuando una
invasión vietnamita los llevó a su fin en 1979, los vietnamitas fueron
duramente condenados por el gobierno y los medios, y castigados, y los
EU automáticamente convertidos en apoyos militares y diplomáticos para
los jemeres rojos. En ese punto los comentarios virtualmente cesaron:
los camboyanos se habían convertido en víctimas no valiosas, bajo el
ataque de sus torturadores de los jemeres rojos apoyados por Washington.
De manera similar ellos habían sido víctimas no valiosas antes de la
ofensiva de los jemeres rojos en abril del 75 porque estaban bajo el
siniestro ataque de los Estados Unidos en el más intenso bombardeo de la
historia, al nivel de todos los Aliados bombardeando el escenario del
Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, dirigidos contra la
indefensa sociedad rural, siguiendo las órdenes transmitidas por Henry
Kissinger: “todo lo que vuele sobre todo lo que se mueva.” Naturalmente
poco se dijo de su destino miserable, entonces o incluso hoy.
Los académicos de Camboya han resaltado
que han habido más investigaciones sobre Camboya entre 1975 y 1978 que
en todo el resto de su historia. De nuevo, no es sorprendente, dada la
utilidad ideológica del sufrimiento de las víctimas valiosas, otro
tópico que discutimos.
En estos libros y en algún otro lugar
hemos compilado extensa documentación demostrando que el patrón es de
hecho normal: Camboya bajo los jemeres rojos (pero de manera crucial, no
antes o después) y Timor del Este constituyen particularmente
dramáticos ejemplos. También observamos que el patrón no puede ser
percibido, dando muchos ejemplos y ofreciendo las explicaciones obvias.
Lo que escribimos sobre el caso
vastamente más importante de Timor del Este, ahora y desde entonces, ha
sido virtualmente ignorado. Lo mismo es cierto sobre lo que nosotros y
otros han escrito sobre Camboya durante los periodos en los que eran
víctimas no valiosas, bajo ataque de los EU. En contraste, una industria
considerable ha sido creada, y mucha histeria, buscando encontrar
algunos errores en nuestra revisión de la evidencia sobre Camboya bajo
los jemeres rojos y sobre nuestro tratamiento –hasta ahora, sin éxito.
Estoy seguro de hablar por Ed Herman al decir que estaríamos complacidos
de hacerlo reimprimir justo ahora, junto con mucho del trabajo mucho
más importante sobre las víctimas no valiosas, justo como estuvimos
complacidos en revisar los hechos y la tormenta de críticas una década
después.
No es de sorprender que no se hayan
encontrado errores. Hicimos poco más que revisar lo que había en
imprenta, aclarando –como nota uno de los comentadores que Žižek cita–
que “nuestra principal preocupación aquí no es establecer los hechos en
relación a la Indochina de posguerra, sino investigar su refracción a
través del prisa de la ideología occidental, una tarea muy distinta”, y
una mucho más simple. Escribimos que no podíamos saber cuáles eran los
hechos reales, pero sugerimos que los comentadores se ajustaran a la
verdad, y que prestaran atención al material documental y a los más
calificados observadores, en particular sobre las conclusiones que
citamos sobre el Departamento de Inteligencia de los Estados Unidos,
reconociendo que es la fuente con mayor conocimiento de causa. Más allá
de ello, el capítulo fue cuidadosamente leído por los principales
académicos de Camboya antes de su publicación. Así que la falta de
errores no es una gran sorpresa.
De mucho interés general es el hecho de
que, hasta este día, aquellos quienes están completamente imbuidos en la
publicidad occidental adhieren religiosamente a la doctrina prescrita:
un espectáculo de gran indignación acerca de los años de los jemeres
rojos y nuestro preciso reporte de la información disponible, junto con
ríos de falsificación; y silencio acerca de los casos vastamente más
significativos de Timor del Este y Camboya bajo ataque de EU, antes y
después de los años de los jemeres rojos. Los comentarios de Žižek son
una ilustración perfecta.
Como el lector puede fácilmente
determinar, Žižek no provee la menor evidencia que apoye sus
acusaciones, sino que simplemente repite lo que probablemente ha oído –o
acaso leído en una revista eslovena. No menos interesante es el asombro
de Žižek de que utilizáramos los datos que teníamos disponibles. Él
“rechaza completamente” este procedimiento. No es necesario comentar un
énfasis que le da a la irracionalidad una mala fama.
El recordatorio de los comentarios de Žižek no tienen relación con nada que yo haya dicho o escrito, así que voy a ignorarlos.
La pregunta sigue siendo por qué tales actuaciones son tomadas en serio, pero voy a ponerla de lado igualmente.
Noam Chomsky.
Con información de Open Culture y ZNet.
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