domingo, 28 de septiembre de 2014



Fotos, Video: El holograma 3D de Assange se cuela en

 una conferencia en EE.UU.

Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/141735-video-assange-holograma-conferencia-eeuu


El periodista del diario californiano Mercury News fue el hombre que destapó la verdad de que la CIA dirige el tráfico de drogas, en una serie de artículos a finales del siglo XX que ocasionaron una brutal campaña de desacreditación contra él y que acabó terminando con su vida, en el año 2004.
Ahora la CIA admite que estuvo detrás de esa campaña, dentro de la Operación Mockinbird, y algunos periodistas que colaboraron con ella, lo admiten.
O sea, que sí: esas personas que se dedican sin descanso a desacreditar e inventarse infamias contra los periodistas que investigamos la conspiración están pagados.
Repasad la historia reciente en España y comprenderéis el rol real de algunos personajes de la Red…
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Viviendo en una sociedad sobremaquillada: video muestra 365 capas de maquillaje en una cara

EL EXCESIVO USO DE MAQUILLAJE ES TAMBIÉN UN SÍMBOLO DE LA FALTA DE ACEPTACIÓN QUE PREDOMINA ENTRE NUESTRA SOCIEDAD.

POR: ALEJANDRO MARTINEZ GALLARDO - 28/09/2014 A LAS 18:09:59

Tonos y pasteles y colores carne sobre el rostro de ángel de una modelo van apilándose para crear una textura grotesca que de alguna manera sintetiza la cantidad de maquillaje que muchas mujeres usan en un año –una cantidad que vista así cobra cierta monstruosidad.  Irónicamente llamado “Belleza Natual”, este video realizado por Lernert & Sander es una mezcla entre exaltación estética de la belleza de la moda y crítica al uso de productos cosméticos . La dulce cara de la modelo Hannelore Knuts recibe el tratamiento de un “look natural” hasta el paroxismo, pasando del “look sano” de las mejillas sonrosadas a una piel que parece haber sido impermeabilizada por un grueso barniz/el reverso de la princesa-bruja con la faz agusanada.
La enorme cantidad de maquillaje que usamos como sociedad es un síntoma de nuestra insatisfacción con nuestra imagen corporal, en gran medida producido por la permeabilidad de las imágenes que emite la industria de la moda y la publicidad. El maquillaje más que usarse para la seducción, como una transfiguración artística, erótica e incluso lúdica del rostro (que es siempre fluido y construcción), se usa para negar la imagen que nos regresa el espejo y hemos interiorizado comparando con la imagen que vemos en la pantallas de TV y en los espectaculares en el cielo de las ciudades. Esto claramente revela una importante característica de nuestra psique, la falta de aceptación. Existe una ansiedad y una resistencia dirigida hacia el propio ser, hacia el estado mismo de sólo ser sin juzgar y ser juzgado. En parte esto es motivado por la competencia sexual, por la necesidad de hacerse atractivo –esto es un impulso biológico mediado por un adoctrinamiento cultural: el rostro como objeto de consumo–; hacemos lo que creemos necesario para ser aceptados y recibir el afecto de los demás. Pero este impulso nos lleva a una disociación, a un proceso de enajenación en el que anteponemos la mirada del otro a nuestra propia expresión. El placer ya no es ser sino parecer. Quizás si fuéramos conscientes de que este maquillaje –ese juego de Maia– tiene una naturaleza espectral e ilusoria podríamos beneficiarnos de jugar con nuestras reproducciones en la casa de espejos, de reinventarnos, de jugar a las escondidillas y seguramente no habría un trastorno psicológico sino una liberación de energía creativa. Pero la forma en la que experimentamos y padecemos el maquillaje (en tanto a expresión simbólica que busca “corregir imperfecciones” de todo tipo) más que jugando a seducir a los demás (que es una forma sublime del engaño) es engañándonos a nosotros mismos, creyendo que es necesario que seamos otros y que ocultemos o mejoremos nuestro rostro. No es la danza encantada de las máscaras paganas y los ritos de fertilidad,  es el chantajismo mezquino del deseo aspiracional.
La industria cosmética es una de las más cuestionadas por los ingredientes que utiliza en la manufactura de sus productos, muchos de ellos tóxicos. Pero ante la promesa de la belleza poco nos importa que en algún punto lejano (ciertamente no en el que luciremos nuestra cara fabulosamente exornada por la alquimia cosmética) estos productos nos harán daño, incluso mermando esa misma belleza de suyo fugitiva. Esto es algo común en la psique que se resiste a aceptar su naturaleza, su propia sombra, el rostro detrás de la máscara: que no repara en lastimar su cuerpo si cree que su imagen será beneficiada y podrá sentir los mimos de ser deseada.
Creemos que la belleza –la percepción del otro de nuestra belleza– nos brindará la felicidad y todos aquellos goces prometidos por la fantasía mediatizada.  Pero más cerca de este bienestar buscado está seguramente la aceptación de nuestra realidad, de nuestro cuerpo y nuestras condiciones de vida. Aceptar que no es aquiescencia ni pasividad, es simplemente no luchar contra lo que es –seguir el curso natural del río– la paz que da el entendimiento: el resultado del autoconocimiento.  Y por cierto, la resistencia y la falta de aceptación genera estrés y el estrés contribuye a mermar el sistema inmune y esto genera cansancio y enfermedades y todo se refleja en tu cara: pronto tendrás más arrugas y líneas de expresión y necesitarás más maquillaje. 






El Cancer tiene Cura



SIMÓN BOLÍVAR / MASONERÍA: ¿Por qué se opuso a la masonería cuando ya era presidente de la Gran Colombia? Por razones políticas, ya que su principal adversario Francisco de Paula de Santander era el líder de la masonería bogotana. El hombre de las leyes también era masón, había sido iniciado en la primera logia que hubo en Bogotá, denominada Fraternidad bogotana. Bolívar profesaba el ideario masónico, de hecho, sus posturas políticas son las que regenta la Orden. Sin embargo, la mayoría de los masones importantes en la capital de la nueva república decidieron alinearse al lado de Santander.




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